23/12/10

Dícese de todo un poco.

Es gracioso que sólo hacemos las entradas que más jugo tienen cuando no estámos en nuestro estado "neutral".
Pues eso, simplemente actualizar para dar una relfexión. (A parte de esa última)
Solo decir que, cuando crees que algo va a salir como tú crees, es puramente falso. De hecho, añadir queda que incluso puede salirte por el lado contrario.
Que asco de todo, la verdad... Pero vamos, que la vida es así y da muchas vueltas, dicen. Cosa que no sé si tomarmela a bien o a mal.

Sólo acabar con una canción que no os gustará a la gran mayoría, pero que a mi la verdad es que sí.


Hasta otra.

12/12/10

Dícese de la historia que me dio pereza publicar.

Otro día más, otra tarde más, otra noche más. Como llevo haciendo tiempo atrás, quedo con mis amigos, nos reímos, hablamos, jugamos, casi como en una vida skins. Pero ese día fue especial, secretos destripados, cosas ocultas dichas, vida revelada.
Hasta ese momento, creía que mi vida pasaba como el revoloteo de una mariposa, libando de flor en flor... Pero en ese preciso instante me di cuenta que no, realmente iba como una rueda tirada cuesta abajo, dando trompicones. Pero eso es otra historia que más adelante contaré.
Como siempre, despues de cada común tarde, me tocaba volverme a casa antes que los demás. Justo al salir del portal, me doy cuena que está lloviendo, otra de esas tormentas de verano. ¡Ja! irónicamente relacionado con mi vida. ¿El verano no debería ser la época en la que más calor y menos tiene que llover? Pues no, es verano y llueve. Jodidamente irónico, repito.
De todos modos, no me molesta mojarme, así que voy andando por el camino de siempre. Con la misma música de siempre, lo cual no me agrada del todo... Lo deduzco por la cara que ha puesto el señor que pasaba a mi lado justo cuando ha mirado mi cara. Aunque siempre hay alguna cancioncilla que anima mi ritmo. Así que sigo caminando solo, por la calle empapada por el agua y agobiandome por el calor y el agua, que provocan que haya excesiva humedad en el ambiente... Ese sentimiento de incomodidad hace que empieze a pensar y sentirme más incómodo.


Llegando a mi casa, he conseguido dejar esos pensamientos que me torturaban en los charcos.
De repente, una sombra me desconcentra y hace que mi pie se tropieze con el bordillo. Genial. Ahora esas dos personas se rien de mí. No, porfavor, no me ayudéis, podéis reir... No os sintáis culpables...
Báh, ¿que mas da? Seguro que hasta yo hubiese hecho lo mismo. Los humanos somos así de idiotas.